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En una conversación entre amigas y colegas, entro el tema sobre cómo ayuda el apoyo de la familia a la hora de emprender. Me quede pensativa por unos minutos, tratando de recordar en qué momento de mi vida recibí algún apoyo que me ayudará a tomar fuerzas y animarme en mis procesos de emprendimiento. Está de más decirte, que no encontré ninguno. Al contrario, solo encontré comentarios que, de haberle hecho caso, no estaría aquí escribiendo este artículo.
Mientras manejaba de regreso, seguía pensando en cuantas personas probablemente no comienzan a emprender porque se sienten solos. No tienen ayudas económicas ni aliento positivo de sus parejas, de sus padres, madres, hermanos o amistades. Y ahí, entre esa soledad, entre ese "hambre y sueño" es que tienes que sacar lo mejor de ti y recordar desde ese momento, que sólo te necesitas a ti mismo. Tú eres la única persona responsable de tus decisiones, de tus fracasos y de tus éxitos.
Escribo esto porque estoy más que segura que no soy la única persona. Deben haber cientos, tal vez miles que miran a su alrededor y no tienen a nadie. Dios es tan maravilloso, que en el camino te seguirá mostrando personas que te ayudarán de cierta manera. Al final es hasta mejor, si fracasas no tienes que rendir cuentas a nadie, y si tienes éxito, el mérito es completamente TUYO. 😉
¡Arriésgate. Házlo!
Abrazos,
M. Ramírez